Compartimos el artículo de Andrea Velasco para ‘Futuro Sostenible’…
El diseño se ha transformado. Ya no responde sólo a parámetros estéticos, sino que la sostenibilidad se ha hecho un hueco para convertirse en una característica intrínseca del mismo. Las nuevas tendencias aúnan belleza con materiales respetuosos con el medio ambiente y un mínimo uso de estos. Ya no es suficiente con dotar de una apariencia atractiva a cualquier objeto, ahora debe dejar la menor huella posible en el ecosistema.
Quizás su reflejo más evidente se aprecie en la arquitectura, donde, desde hace años, se está trabajando a favor de la eficiencia energética a través de soluciones inteligentes. Los edificios inteligentes se comportan, cada vez más, como seres vivos capaces de adaptarse a su entorno. Un buen ejemplo de ello es el rascacielos giratorio de Dubái, que rota hasta dar con la mejor orientación que le permita obtener el máximo aprovechamiento de luz y calor. La arquitectura verde optimiza los recursos naturales para minimizar su impacto ambiental a través de fachadas cubiertas de vegetación y materiales naturales, como la madera o aislantes térmicos, que buscan su integración en el planeta.
Pero no hay arquitectura medioambiental sin un diseño urbanístico en consonancia. Vitoria-Gasteiz es considerada un modelo de urbe sostenible, la creación de un anillo verde a lo largo de la ciudad, para recuperar el valor social y ecológico de ese espacio, le valió ser declarada Capital Verde Europea en 2012. El Ayuntamiento de la localidad vasca transformó, además, una zona degradada de la ciudad de 800 metros cuadrados en un parque infantil, el Plaza Green Capital, construido siguiendo criterios de sostenibilidad de manera que será capaz de reducir su impacto medioambiental en un 56% a lo largo de todo su ciclo vital.
El diseño del mobiliario urbano es una de las puntas de lanza de esta corriente sostenible que forma parte de la cotidianeidad de las personas. Otro ejemplo de ello son las Paradas Solares Inteligentes desplegadas por el Área Metropolitana de Barcelona, que cuentan con un sistema innovador de información al usuario en tiempo real que no supone ningún coste energético, ya que se alimentan de energía solar; o los bancos y papeleras de madera diseñados por la empresa Sintala Design fabricados a partir de ramas caídas y demás residuos vegetales recogidos por los ayuntamientos.
El diseño sostenible no sólo tiene una función estética, también lucha contra la obsolescencia programada y reduce la generación de desechos
Sostenibilidad apenas visible
La sostenibilidad se centra también en aquellos artículos de menor tamaño e importancia que, sin embargo, abrazan una estética muy estudiada, como son el vino, los envases de bebida o los productos de aseo, por citar algunos. “El eco-packaging es aquél que utiliza la mínima expresión de material, siendo éste monomaterial, es decir, no junta materiales” para facilitar al consumidor final el reciclaje del mismo, señala Eva Minguella, diseñadora y directora del Máster de Packaging en ELISAVA.
La responsabilidad de la sostenibilidad depende de muchos actores: de la compañía, del diseñador, de los ingenieros y del consumidor
Eva Minguella